viernes, 26 de octubre de 2007

- El Problema de los Otros -


Erase una vez un sabio muy conocido que vivía en una montaña del Himalaya.
Cansado de convivir con los hombres había elegido una vida sencilla, y pasaba la mayor parte del tiempo meditando. Su fama, sin embargo, era tan grande, que las personas estaban dispuestas a andar por caminos estrechos, subir colinas escarpadas, vencer ríos caudalosos. Solo para poder conocer a aquel hombre santo, al que juzgaban capaz de resolver cualquier angustia del corazón humano.

El sabio como era un hombre lleno de compasión daba un concejo aquí otro allá, pero procuraba siempre liberarse pronto de los visitantes indeseados. A pesar de ello, estos aparecían en grupos cada vez mayores, hasta que cierto día una verdadera multitud golpeo su puerta diciendo que el diario local había publicado una amplia nota sobre el, incluyendo varias historias hermosas e interesantes a su respecto, y todos estaban seguros de que el sabia como superar las dificultades de la vida. E l sabio no dijo nada, solo les pidió que se sentaran y esperaran. Pasaron 3 días y fue llegando mas gente. Cuando ya no había espacio para nadie mas, el se dirigió al grupo que estaba ante su puerta:
-Hoy voy a dar la respuesta que todos desean, pero ustedes tienen que, prometerme que una vez que tengan sus problemas solucionados, les dirán a los nuevos peregrinos que me mude de aquí, para que yo pueda seguir viviendo en la soledad que tanto deseo, Si insistieran en saber a donde fui, ustedes les enseñare el ritual que haré a continuación, para que nadie pueda quejarse de que la verdadera sabiduría es inaccesible.

Hombre y mujeres hicieron un juramento sagrado: si el sabio cumplía lo prometido, ellos no dejarían que ningún peregrino subiera la montaña.
-Díganme sus problemas-pidió el sabio.

Alguien comenzó a hablar, pero pronto fue interrumpido por otras personas, puestos que todos sabían que aquella era la ultima audiencia publica que el santo hombre estaba concediendo, y tenían miedo de que el no tuviese tiempo de escucharlos a todos, Minutos después ya se había creado la mayor confusión: muchas voces gritando al mismo tiempo, gente llorando, hombres y mujeres arrancándose el cabello de desesperación porque era imposible hacerse oír.

El sabio dejo que la situación se prolongase un poco hasta que grito:

-Silencio!

La multitud se calmo inmediatamente.
-¡ Siéntense en el suelo y esperen!
Todos obedecieron. El entro en su pequeña cabaña y pronto volvió con una hoja de papel, lápices y una cesta de mimbre. Distribuyo el` papel, pidió que cada uno escribiese su peor problema, lo doblase en cuatro y lo colocase en la cesta.
Cuando todos hubieron terminado el sabio recogió la cesta y la sacudió bastante, de modo que los papeles quedaran bien mezclados.

Enseguida la delvovío a la multitud diciendo calmadamente:
-Pasen esta cesta por todos, y cada uno saque el papel que esta encima y lea lo que esta escrito. Si ustedes quieren, pueden escoger entre pasar el problema que esta escrito o pedir a otro que entre el que colocaron en la cesta.

Cada uno de los presente cogió una de las hojas , la leyó y quedo horrorizado.
Concluyeron que aquello que habían escrito, por peor que fuese, no era tan serio como lo que afligía a su vecino. Dos horas después habían cambiado todos los pedazos de papel y cada uno volvió a colocar en su bolsillo aquel donde había escrito su problema personal, aliviado por saber que su aflicción no era tan dura como se imaginaba.

Agradecieron la lección, descendieron de la montaña con la seguridad de que eran mas felices que los otros y – cumplieron el juramento hecho- nunca mas dejaron que nadie perturbara la paz del santo hombre.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

..El Relato estupendo y las imágenes preciosas. La verdad que a veces magnificamos los problemas por la hipersensibilidad en la que vivimos mucha gente...Lo importante es no precipitarse pensando que siempre nos pasa a nosotros "lo peor"..A veces no son más que reacciones condicionadas por malas experiencias o fracasos que hemos tenido a lo largo de nuestras vidas.
Tenemos que tratar de ser más objetivos y racionales para que nuestros problemas no sean tan vertginosos como parecen..al final creo que la vida es mucho más simple de lo que parece, y es nuestra imaginación y nuestras pasiones, las que en muchos casos hacen que distorsionemos la realidad, viendo espejismos dónde no los hay.
Un Abrazo Hermano y Saludos a todos!

alida dijo...

Fernando, bello relato, muy cierto a veces creemos que los problemas de uno son mayores que el del vecino, para reflexionar
Un abrazo

Janecita. dijo...

Fernando:

Así es la vida. Nos asfixiamos en nuestros problemas creyendo que son únicos, pocas veces nos detenemos a pensar en el padecer ajeno.

Saludos! Feliz Fin de Semana,

Janecita.-

Anónimo dijo...

Hola Fer

Asi es, nos quejamos a veces de nuetros problemas, salimos a la calle, y nos los llevamos a todas partes, pagando a veces hasta con personas que nada tienen que ver, olvidando que todos tenemos problemas, que la solucion no esta fuera de nosotros ya que muchos de ellos fueron creados por nosotros mismos, no hay solucion magica, sedebe a empezar a trabajar desde adentro

Un abrazo, desde ingltrra, pero muy calido!

Siry Pérez dijo...

Yo pensaba que mis problemas eran mayores hasta que una vez una amiga me llevó a casa de alguien a quien yo admiraba "pensando que era alguien sin problemas" desde ese dia dejé de compararme, y lo mejor aprendí que la felicidad es una consecuencia no un objetivo.
Me alegro de haber caminado un poco más.