Un científico descubrió el arte de reproducirse a sí mismo tan perfectamente que resultaba imposible distinguir el original de la reproducción.
    Un día se enteró de que andaba buscándole el Ángel de la Muerte, y         entonces hizo doce copias de sí mismo.         
    El Ángel no sabía cómo averiguar cuál de los trece ejemplares que         tenía ante sí era el científico, de modo que los dejó a todos en paz         y regresó al cielo.         
Pero no por mucho tiempo, porque, como era un experto en la naturaleza humana, se le ocurrió una ingeniosa estratagia.
    Regresó de nuevo y dijo: "Debe de ser usted un genio, señor, para         haber logrado tan perfectas reproducciones de sí mismo, sin embargo, he         descubierto que su obra tiene un defecto, un único y minúsculo         defecto".         
    El científico pegó un salto y gritó: "¡Imposible! ¿Dónde está         el defecto?".         
    "Justamente aquí", respondió el Ángel mientras tomaba al         científico de entre sus reproducciones y se lo llevaba consigo.         "Todo lo que hace falta para descubrir al "ego" es una         palabra de adulación o de crítica".
Anonimo.











3 comentarios:
hahahha muy bueno,
y seamos conscientes.... el ego siempre nos descubre, hay que hacer un gran trabajo de humildad con nostros mismos, para poder dismunuir su arrogancia!
Un abrazo y Felices Pascuas.
Buen Post! Muchas veces nos sentimos ofendidos innecesariamente y sin motivo alguno, porque lo que en realidad nos ocurre es que sentimos que nuestro amor propio es vulnerado o atacado, sin causas aparentes..La humildad, desde luego, es la antítesis a esta cualidad de nuestra personalida.
Saludos hermano y espero que hayas pasado un Semana santa en familia y con mucha paz!
Buen Post.... el amor propio tiene su nota especial...
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