viernes, 22 de febrero de 2008

La Búsqueda del árbol de la Inmortalidad.

Foto: Fher- parque de la flora exotica/ Edo Yaracuy-Venezuela

Cuenta el famoso poeta persa Rumi que cierto día, en una aldea del norte de lo que hoy dia es Irán, apareció un hombre que contaba historia maravillosas sobre un árbol que daba la inmortalidad a quien comiece de sus frutos.

La noticia no tardo en llegar a oídos del rey, pero antes de que este pudiera preguntar donde se hallaba tal prodigio de la naturaleza, el viajero ya había partido.

El rey sin embargo, estaba decidido a hacerse inmortal, pues quería gozar del tiempo suficiente para convertir su reino en un ejemplo para todos los pueblos del mundo. Cuando era joven, había soñado con hacer desaparecer la pobreza, enseñar la justicia y alimentar a todos y cada uno de sus súbditos. Pero al cabo de poco tiempo se dio cuenta que ese trabajo duraría mas de una generación. Ahora la vida le daba una oportunidad y el no la iba a dejar escapar.

Llamo al hombre mas valeroso de la corte y le encomendó la tarea de encontrar aquel árbol.
El Hombre partió al día siguiente, llevando consigo dinero suficiente para obtener información, comida y todo lo necesario para alcanzar su meta.
Preguntando y ofreciendo recompensas, el hombre recorrió ciudades, atravesó llanuras y escalo montañas. Las personas honestas respondían que ese árbol no existía, los cínicos demostraban un respeto irónico y algunos otros lo enviaban a lugares remotos con tal de conseguir unas monedas a cambio.

Después de muchas decepciones, el hombre resolvió renunciar a su búsqueda. Pese a sentir una inmensa admiración por su soberano, iba a regresar con las manos vacías. Sabia que con ello perdería su honor, pero estaba cansado y convencido que dicho árbol no existía.

En el camino de vuelta al subir una pequeña colina, recordó que allí vivía un sabio. Pensó: no tengo esperanza de encontrar lo que buscaba, pero por lo menos puedo pedir su bendición e implorarle para que rece por mi destino.

Al llegar frente al sabio, no aguanto mas y rompió a llorar.

Porque estas tan desesperado hijo mío?

Pegunto el hombre santo.

El rey me encomendó la tarea de encontrar un árbol único en el mundo, cuy fruto nos da la vida eterna. Siempre he cumplido mis tareas con lealtad y coraje, pero esta vez regreso con las manos vacías.

El sabio hecho a reír:

Lo que buscas existe, y esta hecho del agua de la vida que provine del infinito coreano de Dios. Tu error fue buscar una forma, un nombre. A veces eso que buscas se llama “ árbol, otras sol”. Lo podemos llamar cualquier cosa que exista sobre la faz d la tierra. Sin embargo, paras encontrar el fruto hay que renunciar a la forma, y buscar el contenido. Cualquier cosa en que esta la presencia de la creación es eterna en si misma. Nada puede ser destruido, cuando nuestro corazón para de latir, nuestra esencia se transforma en la naturaleza que nos rodea. Podemos convertirnos en árboles en gotas de lluvia, en plantas e incluso en otro ser humano. Por que detenerse en la palabra árbol y olvidar que somos inmortales?
Renacemos en nuestros hijos, en el amor que manifestamos para con el mundo, en cada uno de los gestos de generosidad y caridad que tenemos.

Regresa y di al Rey, que no tiene que preocuparse de encontrar el fruto de un árbol mágico; cada actitud suya y cada decisión que tome ahora permanecerá por muchas generaciones. Pídele, por tanto que sea justo con su pueblo; si hace su trabajo con dedicación nadie lo olvidara y su ejemplo influirá en la historia de su gente y estimulara a sus hijos y nietos a actuar de la mejor manera posible.
Y dile también lo siguiente: todo aquel que busca un nombre permanecerá siempre atado a las apariencias, sin descubrir jamás el misterio oculto de las cosas ni el milagro de la vida.

Todas las luchas que entablamos por causa de los nombres: propiedad, envidia, riqueza, inmortalidad. Pero cuando olvidamos el nombre y buscamos la realidad que se oculta tras las palabras, tenemos también paz de espíritu.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola hermano! Ya echaba de menos estos relatos..Pues si muy realista el cuento, nos preocupamos muchas veces por aparentar y proyectar una imagen que no es verdadera, sólo para que podamos ser aceptados por una sociedad que cada vez más premia la belleza física o las "Formas"...Y olvidamos que sólo trasciende aquel que ha sido capaz de superar las barreras del tiempo por medio de su ejemplo y sus acciones...La inmortalidad no es cuestión que algo guste o no, sino de la validez y de la aportación que algo o alguien nos pueda dejar.
Saludos a todos y Feliz Fin de Semana!

Anónimo dijo...
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Lss Rutas de Angelica dijo...

Excelente lección amigo, mientras vivamos en el corazón de los demás aunque la muerte nos toque... siempre viviremos eternamente.
Besos y un gran abrazo.