jueves, 17 de julio de 2008

CONOCETE A TI MISMO



“Tanto en Oriente como en Occidente es posible distinguir un camino que, a lo largo de los siglos, ha llevado a la humanidad a encontrarse progresivamente con la verdad y a confrontarse con ella. Es un camino que se ha desarrollado —no podía ser de otro modo— dentro del horizonte de la autoconciencia personal: al hombre cuanto más conoce la realidad y el mundo y más se conoce a sí mismo en su unicidad, le resulta más urgente el interrogante sobre el sentido de las cosas y sobre su propia existencia. Todo lo que se presenta como objeto de nuestro conocimiento se convierte por ello en parte de nuestra vida. La exhortación Conócete a ti mismo estaba esculpida sobre el dintel del templo de Delfos, para testimoniar una verdad fundamental que debe ser asumida como la regla mínima por todo hombre deseoso de distinguirse, en medio de toda la creación, calificándose como «hombre» precisamente en cuanto «conocedor de sí mismo».

Por lo demás, una simple mirada a la historia antigua muestra con claridad cómo en distintas partes de la tierra, marcadas por culturas diferentes, brotan al mismo tiempo las preguntas de fondo que caracterizan el recorrido de la existencia humana: ¿quién soy? ¿de dónde vengo y a dónde voy? ¿por qué existe el mal? ¿qué hay después de esta vida? Estas mismas preguntas las encontramos en los escritos sagrados de Israel, pero aparecen también en los Veda y en los Avesta; las encontramos en los escritos de Confucio y Lao-Tze y en la predicación de los Tirthankara y de Buda; asimismo se encuentran en los poemas de Homero y en las tragedias de Eurípides y Sófocles, así como en los tratados filosóficos de Platón y Aristóteles. Son preguntas que tienen su origen común en la necesidad de sentido que desde siempre acucia el corazón del hombre: de la respuesta que se dé a tales preguntas, en efecto, depende la orientación que se dé a la existencia.”


Juan Pablo II

Nuestro hombre de hoy no sabe quien es, y desconoce la divinidad que lleva dentro, prueba de ello es el materialismo, hedonismo y violencia en que
vivimos.

El hombre se parece aquella persona que extravía sus llaves en su casa y sale a buscarla por todo el pueblo menos en su casa, buscamos las respuestas fuera de nosotros sin encontrarlas.

Dentro de nosotros mismos esta la voz de Dios que callamos con ruidos exteriores que nos alejan de lo esencial.

Dentro de nosotros mismos, esta la solución a todos los problemas.

Dentro de nosotros mismos vive el hombre que nació para amar y ser amado en libertad.

Pero quien puede abrir los ojos a la humanidad, quien puede hacer que amanezca, quien hará el milagro. Quizás seas tu comienza ya.

Imágenes cortesía: http://www.mattonimages.com


Articulo escrito y enviado por :

Freddy D.

Colaborador

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Cuñaíto! Pues sí, cuánto más no conozcamos a nosotros mismos, mejor nos podremos relacionar con nuestro prójimo..Realmente si haríamos caso a esa gran voz interior que todos llevamos dentro, entonces descubriríamos las maravillas de la que somos capaces, sin olvidae la gran fuerza y energía que nos proporciona la creencia en Dios..
Saludos Fher, Freddy D. y Caminantes!!!

Eriu Brighid dijo...

La mejor manera de conocer a los demás es conociendonos nosotros mismos.

Buen artículo

Fernando dijo...

Asi es hermano, un abrazo!

Alegria de verte por aqui Eriu, saber nuestra esencia nos permite ir un poco mas alla, y comprender mejor lo que nos rodea, teniendo y mejorando nuestras relaciones