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sábado, 11 de febrero de 2017

La riqueza que guarda el silencio

Vivimos en un mundo donde sólo importa cada uno, el individualismo está presente en cada paso que damos, lamentablemente. Sin embargo, es muy extraño escuchar a alguien decir que se toma unos minutos al día para realmente pensar en si mismo de la mejor manera posible, ¿cómo? Mediante el silencio.

Es que el silencio es una excelente herramienta para muchas cosas, desde enriquecer nuestra vida interior a “bajar varias revoluciones” cuando estamos ansiosos, nervioso o estresados. Es necesario parar de hablar un momento, dejar de escuchar la televisión o a las personas (desde la pareja a los amigos, pasando por los políticos a los periodistas) y comenzar a conectarnos más con el silencio.
Los estímulos que nos rodean (publicidad, televisión, radio, PC, ruidos, conversaciones, bocinas) hacen que nuestro cerebro siempre esté en “alerta”. Estamos continuamente pendientes de lo que ocurre más allá de nuestro cuerpo, hasta cuando dormimos. Sin ellos, podemos sentirnos solos, abandonados, con miedo, etc.

Pero, ¿Qué puede suceder si nos quedamos en silencio verdadero, ese que sólo está en el campo, en el amanecer, en el mar fuera de temporada? ¿Qué es lo que se puede encontrar en este silencio o falta de sonidos molestos? ¿qué tiene para aportarnos a nuestro despertar como personas?

El silencio en el mundo occidental, dice el psicólogo chileno Claudio Araya en su libro “el mayor avance es detenerse”, está desvalorizado. Se cree que es algo malo, que no podemos quedarnos callados o no escuchar nada por algunos minutos. Tal como podemos ver o analizar al mundo hoy, pareciera que le tenemos mucho miedo al silencio.

Según el escritor español Raimon Panikkar, una de las enfermedades del hombre moderno es la “sigefobia”, justamente, el temor al silencio. Esto se debe a que vivimos en una sociedad donde el poder más terrible a disposición es el ruido, el sonido. Por el contrario, el silencio se presenta como un lujo muy costoso. Para no oír debes ser demasiado rico. No sólo los niños tienen terror del silencio, sino cada vez más adultos. Por ello es que nos musicalizan hasta el elevador (¿te habías puesto a pensar en eso?). Estas son las palabras de Araya.


El espacio íntimo del silencio

Es frecuente que surja incomodidad cuando hay silencio, ¿por qué? Porque es un espacio íntimo de cada uno de nosotros que no ha sido explorado a fondo todavía. Cuando estamos con otras personas y por alguna causa paramos de hablar, nos sentimos en una situación embarazosa, por ejemplo. Cuando escuchamos un programa de radio y el locutor tarda dos segundos en volver a hablar, pensamos que algo malo a ocurrido y nos llama la atención. Sin embargo, en muchos casos, es más saludable quedarse callado a hablar de más.

Estar en silencio nos ayuda en la salud psíquica. Por ello, los psicólogos recomiendan para tener una vida interior tranquila y en paz, tener momentos de silencios, sobre todo después de una jornada caótica en la empresa, en una ciudad con problemas de tránsito y repleta de ruidos a toda hora. Es necesario que paremos un poco y nos sentemos a reflexionar. Esto se consigue únicamente, con la ayuda del silencio. Estar solo en casa o irse a algunos kilómetros del centro sirve para analizar ciertas cuestiones: qué quiero, qué necesito, qué me preocupa, cómo actuar, cómo continuar, qué decidir, etc.

Poder encontrar y disfrutar del silencio de nuestro interior puede sonar irónico, porque dentro de nuestra mente y cuerpo hay un sinfín de ruidos y sonidos, que no se manifiestan con palabras pero pueden ensordecer mucho más que cualquier otra cosa. Lo que está contenido debe salir, porque cuánto más tengamos problemas en escucharnos, más dependeremos del mundo exterior para poder resolver nuestra vida.

Con la vorágine del día a día, la rutina, las obligaciones, el llegar primero, el llenar la agenda de actividades, etc, carecemos de riqueza interior, no podemos interpretar las señales que nos brinda el cuerpo, no estamos acostumbrados a las prácticas beneficiosas como ser la meditación o el yoga, que nos acercan a nosotros mismos, aumentando el contacto con lo que realmente nos pasa.
Las excusas no tardan en aparecer, porque en esta tarea juegan mucho la voluntad y la disposición para poder trabajar en la relajación y la obtención del tan ansiado o bendito silencio. Es probable que digamos que no tenemos tiempo para sentarnos a “escuchar la nada”, hacer una práctica de meditación (ni siquiera es necesario ir a un centro especializado, lo podemos armar nosotros mismos en casa con velas, inciensos y almohadones), pasar cinco minutos sin el televisor encendido, etc.


Cuánto más tiempo dejamos pasar para reencontrarnos con nosotros mismos, más momentos de silencios vamos a precisar. El autoconocimiento es vital para alcanzar la felicidad (que tanto buscamos) y también para poder resolver los problemas que nos aquejan en todos los ámbitos de la vida. Por ello, no debemos tenerle miedo a la falta de sonido, a la carencia de ruido o de palabras dichas. Todo lo contrario, es preciso que aprovechemos esos momentos que nos podemos regalar o que el mundo “conspira” para ofrecerlos. No dejemos pasar esa oportunidad de estar en sintonía con nuestro interior y lo que nos ocurre.

viernes, 21 de octubre de 2016

Ver el mundo con claridad

Recientemente observe, el video de Julia Galet en Ted Talk, que habla acerca del tipo de mentalidad que podemos encontrar, entre ellas  dos principales la de soldado y la del explorador,

En la primera de soldado, tenemos aquella persona que está listo para la guerra, que da la vida por defender su causa, así mismo y a los demás frente a sus adversarios.

Por otro lado está el explorador que no busca defender sino entender lo que ocurre afuera, como es el terreno, por donde pasar, identificando potenciales obstáculos, pero lo más importante es que quiere saber  cómo es exactamente la realidad.

En nuestra vida diaria podemos aplicar ambos tipos de formas de procesarlas ideas como mentalidades, que usamos constantemente, ambas son esenciales pero en determinadas circunstancias hace falta una más que la otra.

Que hace que algunas personas tengan un tipo u otro de mentalidad, lo más probable es que sea por las emociones y la forma de sentir cada cosa así como los valores y principios que los gobiernan.
Pero qué tipo de mentalidad es necesaria  en tiempos de crisis aquella que ve la realidad, que es capaz de cuestionar, de tener curiosidad y placer por aprender y aceptar el error cuando se está equivocado, que sea capaz  de tener los pies en la tierra, con mente abierta a la verdad.


Finalmente todo esto no tiene que  ver con el nivel de coeficiente intelectual, o de conocimiento acerca de un tópico o si eres o no inteligente, sino de la manera en que sientes y ves al mundo.
“Si quieres construir un barco no reúnas a tus hombres para recoger la madera, dar órdenes y distribuir el trabajo, antes de eso es preferible que les enseñes a anhelar el vasto e inmenso mar sin fin”



En conclusión podemos decir que  para mejorar el juicio de de las personas y la sociedad, no hace falta tanta instrucción en lógica, retorica, probabilidades y economía las cuales no dejan de ser importantes, sino mas bien cambiar la forma sentir y ver la realidad como nos llega con una mentalidad de explorador, intrigarse por la información que  nos llega y sopesarla muy bien antes de emitir un juicio  y lo más importante defender la verdad aunque a veces contradiga nuestros principios.

Traduccio y Adaptacion: Freddy Diaz


miércoles, 20 de julio de 2016

Querida Pequeña

Mientras escribo esto, estoy sentado en el pasillo de belleza y maquillaje del supermercado. Hace poco, un amigo me envió un mensaje desde un pasillo de maquillaje en otra tienda y me dijo, que ese lugar se sentía como uno de los lugares más opresivos del mundo. Por eso, quise saber lo que quería decir.


Y ahora que estoy sentado aquí, empiezo a estar de acuerdo con él. Las palabras tienen poder y las que se exhiben en este pasillo tienen un poder profundo. Palabras y frases como:
Asequible Magnífico,
Infalible ,
Acabado Perfecto ,
Fuerza Brillante ,
Poder Líquido,
Ve Desnuda,
Desafía a la Edad ,
Rebobinado de Edad Instantáneo
Elige tu Sueño,Casi Desnudos, y
Belleza natural .
Cuando tienes una hija, empiezas a darte cuenta de que ella es tan fuerte como todos los demás en la casa. Una fuerza y un alma con la misma vida, dones y pasiones que cualquier hombre. Pero al sentarse en este pasillo de la tienda, también comienzas a darte cuenta que la mayoría de la gente, no la verá de esa manera. La verán como a una cara bonita y un cuerpo para disfrutar. Y le dirán que tiene que lucir de cierta manera para tener algún valor o influencia.
Pero las palabras si tienen poder y tal vez, sólo tal vez, las palabras de un padre pueden competir con las palabras del resto del mundo. Tal vez las palabras de un padre pueden guiar a su hija a través de este manto de vergüenza institucionalizada, hacia una vida con un sentido profundo e inquebrantable de su propia dignidad y belleza.
Las palabras de un padre no son palabras diferentes, pero son palabras con un significado radicalmente diferente:
Fuerza brillante. Que tu fuerza no esté en las uñas, sino en tu corazón. Que puedas decidir en tu interior lo que eres, y luego puedas con temor pero tenazmente, vivirlo en el mundo exterior.
Elige tu sueño. Pero no desde un estante de un supermercado. Encuentra un lugar tranquilo dentro de ti. Un verdadero sueño se ha gestado ahí. Descubre lo que quieres hacer en el mundo. Y cuando finalmente hayas elegido, puedes perseguirlo con integridad y con esperanza.Desnuda. El mundo quiere que te quites la ropa. Por favor no lo hagas. Pero, sí sácate los guantes. No tengas tapujos. Di lo que está en tu corazón. Se vulnerable. Acepta el riesgo. Ama un mundo que apenas sabe lo que significa amarse a sí mismo. Hazlo abiertamente. Con abandono.
Perfecta. Que seas siempre, perfectamente, consciente de que no existe la perfección. Es una ilusión creada por las personas interesadas en tu billetera. Si optas por buscar la perfección, que sea con una gracia perfecta para ti, y para los que te rodean.
Desafía a la edad. Tu piel se arrugará y tu juventud se desvanecerá, pero tu alma no tiene edad. Siempre sabrá como disfrutar y como deleitarse en esta vida que es una sola. Que siempre resistas, desafiante, el envejecimiento de tu espíritu.
Acabado perfecto. Tu acabado no tiene nada que ver con la forma en que tu rostro se ve hoy y todo que ver con la forma en que tu vida se ve en su último día. Que tus años sean una preparación para ese día. Que seas envejecida por la gracia, que crezcas en sabiduría, que tu amor sea lo suficientemente grande como para abarcar a todas las personas. Que tu acabado perfecto sea un abrazo de paz del fin y lo desconocido que sigue, y que por lo tanto sea un regalo para todos los que te aprecian .
Mi amor, amas todo lo de color rosa y brillante y de seguro voy a entender si algún día el maquillaje es importante para ti. Pero rezo para que tres palabras sean aun más importantes para ti, las últimas tres palabras que dices cada noche, cuando te hago la pregunta : ” ¿Dónde eres más hermosa ? ” Tres palabras tan brillantes que ningún maquillaje puede cubrirlas.
¿Dónde eres más hermosa?
En el interior .
Desde mi corazón al tuyo ,
Papá

jueves, 16 de junio de 2016

Autovalorarse

Érase una vez un joven que acudió a un sabio en busca de ayuda.

-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo ganas de hacer nada. Me dicen que no sirvo, que 
no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro, sin mirarlo, le dijo: «Cuánto lo siento, muchacho. No puedo ayudarte, ya que debo resolver primero mi propio problema. Quizá después…». Y, haciendo una pausa, agregó: «Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar».

-E… encantado, maestro -titubeó el joven, sintiendo que de nuevo era desvalorizado y sus necesidades postergados.

-Bien -continuó el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique de la mano izquierda y, dándoselo al muchacho, añadió-: Toma el caballo que está ahí fuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, y no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó al mercado, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, que lo miraban con algo de interés hasta que el joven decía lo que pedía por él.

Cuando el muchacho mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le giraban la cara y tan sólo un anciano fue lo bastante amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era demasiado valiosa como para entregarla a cambio de un anillo. Con afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un recipiente de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.

Después de ofrecer la joya a todas las personas que se cruzaron con él en el mercado, que fueron más de cien, y abatido por su fracaso, montó en su caballo y regresó.

Cuánto hubiera deseado el joven tener una moneda de oro para entregársela al maestro y liberarlo de su preocupación, para poder recibir al fin su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.

- Maestro -dijo-, lo siento. No es posible conseguir lo que me pides. Quizás hubiera podido conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

- Eso que has dicho es muy importante, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos conocer primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar tu caballo y ve a ver al joyero. ¿Quién mejor que él puede saberlo? Dile que desearías vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca: no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar.


El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo al chico:

- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya mismo, no puedo darle más de cincuenta y ocho monedas de oro por su anillo.
– ¿Cincuenta y ocho monedas? -exclamó el joven.
– Sí -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de setenta monedas, pero si la venta es urgente…

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

- Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como ese anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte un verdadero experto. ¿Por qué vas por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y, diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo meñique de su mano izquierda.


domingo, 15 de mayo de 2016

la invitacion

No me interesa saber cómo te ganas la vida. Quiero saber lo que ansías, y si te atreves a soñar con lo que tu corazón anhela.
No me interesa tu edad. Quiero saber si te arriesgarías a parecer un tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
No me interesa qué planetas están en cuadratura con tu Luna. Quiero saber si has llegado al centro de tu propia tristeza, si las traiciones de la vida te han abierto o si te has marchitado y cerrado por miedo a nuevos dolores. Quiero saber si puedes vivir con el dolor, con el mío o el tuyo, sin tratar de disimularlo, de atenuarlo ni de remediarlo.
Quiero saber si puedes experimentar con plenitud la alegría, la mía o la tuya, si puedes bailar con frenesí y dejar que el éxtasis te penetre hasta la punta de los dedos de los pies y las manos sin que tu prudencia nos llame a ser cuidadosos, a ser realistas, a recordar las limitaciones propias de nuestra condición humana.
No me interesa saber si lo que me cuentas es cierto. Quiero saber si puedes decepcionar a otra persona para ser fiel a ti mismo; si podrías soportar la acusación de traición y no traicionar a tu propia alma…
Quiero saber si puedes ver la belleza, aun cuando no sea agradable, cada día, y si puedes hacer que tu propia vida surja de su presencia.
Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo y el mío, y de pie en la orilla del lago gritarle a la plateada forma de la luna llena: “¡Sí!”.
No me interesa saber dónde vives ni cuánto dinero tienes. Quiero saber si puedes levantarte después de una noche de aflicción y desesperanza, agotado y magullado hasta los huesos, y hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos.
No me interesa saber a quién conoces ni cómo llegaste hasta aquí. Quiero saber si te quedarás en el centro del fuego conmigo y no lo rehuirás.
No me interesa saber ni dónde ni cómo ni con quién estudiaste. Quiero saber lo que te sostiene, desde el interior, cuando todo lo demás se derrumba.
Quiero saber si puedes estar solo contigo y si en verdad aprecias tu propia compañía en momentos de vacío.